6.3.15

Del café al té verde (y sus innumerables propiedades)


Nací cafetera. Desde que tengo uso de razón recuerdo lo que me gustaba su olor y pedirle a mi madre que me dejara beber un sorbito de su café y en caso negativo, robarle la cucharilla para rebañar el azúcar que, impregnado de sabor, quedaba en el fondo de la taza.

He crecido y sigo siendo cafetera. Y como ahora nadie me lo puede prohibir, tomo mucho café. No soy persona si no empiezo bien temprano con uno y a lo largo del día puedo tomarme dos o tres más. Un día, un amigo (que cuida bastante lo que come) me habló del té verde y sus innumerables propiedades, entre ellas: r educe el riesgo de cáncer, c ombate el envejecimiento, p reviene las arrugas, f ortalece los huesos, e stimula la inmunidad, a yuda a adelgazar, a livia el asma, ayuda a b ajar el colesterol... realmente asombroso la cantidad de beneficios que aporta esta planta.   Me convenció para que lo probara y sustituyera (al menos) uno de mis cafés diarios, por un té verde. Y en ello estoy. Con el objetivo de cuidarme un poquito más, ahora mis tardes de ordenador saben a té verde con mini galletitas de naranja, trigo y fibra de Flora que, según dicen, también cuidan el corazón. 

¿Y vosotros? ¿Sois de café o de té?



F O L L O W   M E   O N
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